Cartas de Intencion / Notas del director



La línea que separa el mundo de los sueños y de los deseos yace a un palmo apenas de la vida cotidiana. Esta ficción enfrenta la realidad al sueño, es una fábula moderna y existencial en clave cómica. En un sutil e incomprensible pasaje el protagonista se encuentra substituido en su vida por el amigo invisible de su infancia. Por mucho que tiende la mano no alcanza tocar todo lo que antes le pertenecía. La narrativa y estética visual evidencian este sutil desliz y dejan en constante resonancia la esencial fragilidad de lo real.

El drama existencial del hombre está en la consciencia de inventar su fe, sus creencias, valores y seguridades. Esta evolución espiritual y emocional introduce al protagonista en un aprendizaje a través el observar y el observarse. La cámara muchas veces imitará su mirada proponiendo al espectador que haga lo mismo. Dulce y amarga libertad, que empieza con el extrañamiento frente a la propia vida y abre la posibilidad de que esa sea reconstruida, reinventada, contada. En este sentido el propio arte de narrar historias cinematográficas comienza cuando el autor intercambia su lugar, su vida con la de otros, y esa aventura se convierte en el proceso creativo en sí.